Resumen de la cuarta jornada: la brigada recorre Naqab con compañeras activistas palestinas

La región del Naqab, renombrada por el régimen israelí como Négev, lleva décadas sometida a una limpieza étnica dentro del propio Estado con desposesión de tierras y expulsión de las poblaciones originarias beduinas. Los beduinos es uno de los grupos sociales de Oriente Medio más afectados por la imposición de las fronteras artificiales por Reino Unido y Francia. Su forma de vida tradicional fue destruida al bloquearse, por esos bordes fronterizos, su movilidad y nomadismo que se extendía desde Yemen hasta Siria y Líbano. Familias y tribus enteras están troceadas entre los distintos Estados fabricados por el colonialismo.
En el trozo de Palestina llamado Israel, los beduinos del Naqab sufren una limpieza étnica silenciosa a pesar de tener ciudadanía israelí. Hasta 40 aldeas “no están reconocidas” por el régimen, por lo que carecen de cualquier servicio: agua, alcantarillado, electricidad, escuelas, salud, etc.
Además también sufren envenenamiento de pozos, fumigación por aviones con productos tóxicos, animales asesinados, demolición de construcciones y viviendas, etc.
Es la misma política de apropiación de tierras y desplazamiento forzoso de los indígenas hacia núcleos urbanos guetificados que el régimen aplica en Cisjordania.
La familia Al Touri resiste en una de esas aldeas limpiadas étnicamente, Al Araqib. 500 personas vivían en Al Araqib y solo queda el cementerio. El régimen israelí considera a estos palestinos, a los que “generosamente” otorgó la “ciudadanía israelí”, como intrusos en sus propias tierras.
Han intentado reconstruir la aldea más de 200 ocasiones y otras tantas Israel ha demolido cualquier edificación que levantase la familia Al Touri. Además unido al pago de multas y años de cárcel.
Ahora van a utilizar otra estrategia. Intentar reocupar su aldea, pero sin reconstruirla, aprovechando las fisuras de la propia ley israelí . Van a revivir su aldea y atraer a los antiguos habitantes con mobil homes, autocaravanas y furgones camperizados.
Necesitan ayuda económica por lo que nos hacen un llamamiento a apoyarles aunque sea con 1€ al mes.
Visitamos otra aldea beduina, Rakhma, en esta ocasión “reconocida” por el régimen israelí. La situación no es mejor. Esa catalogación de “reconocida” significa que Israel ha construido una aldea artificial de horribles y minúsculas casas de hormigón junto a la aldea original.
Todo el conjunto de infraviviendas de hormigón ocupa una hectárea y en ese aberrante espacio el régimen israelí quiere realojar a la fuerza a la población beduina que vive en sus actuales casas con su ganado y aves de corral.
En esta aldea conocemos a Salima, una mujer luchadora contra el Estado israelí que vive desde que era niña bajo un globo dirigible situado estáticamente 50 metros sobre su cabeza, el cual vigila con la cámara de vídeo todos sus movimientos. Cualquier construcción que intente edificar es destruida por la policía israelí a los 5 minutos.
A veces todo el foco de la solidaridad con Palestina se focaliza en la limpieza étnica que el apartheid israelí lleva a cabo en el trozo palestino de Cisjordania o Jerusalén.
La población palestina del Naqab, con mucha represión y muertos a sus espaldas, también sufre las mismas políticas y se encuentra abandonada de cualquier apoyo solidario internacional.

La brigada se despide del Naqab y del territorio palestino invadido en 1948, poniendo rumbo a Jerusalén Este y Cisjordania, invadidos en 1967.

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