El 13 de Febrero de 2003, el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, declaraba en una entrevista televisiva que “el régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva, puede usted estar seguro, y pueden estar seguros todas las personas que nos ven, que les estoy diciendo la verdad”. El 16 de Marzo siguiente, en la famosa reunión de las Azores, entre Bush, Blair y Aznar, con Durao Barroso de anfitrión, se acordó iniciar la guerra de agresión contra Iraq; esta decisión de los presidentes de los tres países venía a suplir (de manera ilegal desde el punto de vista del derecho internacional) la negativa de la mayoría del consejo de Seguridad de Naciones Unidas a iniciar una guerra contra Iraq, supuestamente para destruir el arsenal de armas de destrucción masiva (químicas y biológicas) que este país tenía y para eliminar el riesgo de acciones terroristas que patrocinaban también desde ese país. El día 20 de Marzo de 2003, empezaban los bombardeos (esta vez de verdad, con armas de destrucción masiva) sobre Bagdad. Se iniciaba así una guerra, que provocaba más de 1 millón de muertos, varios millones de heridos, desplazados, expulsados, huidos, y la destrucción de un país que había alcanzado niveles de prosperidad, modernidad y conquistas sociales que podían ser referentes del mundo árabe en particular y del mundo en general. Posteriormente, los tres presidentes que tomaron la decisión de iniciar la guerra han terminado reconociendo que no había armas de destrucción masiva en Iraq, pero sin asumir ningún tipo de responsabilidad.

Pero la decisión de comenzar una guerra, rechazada cono inmoral e injusta por centenares de millones de personas que a lo largo del mundo y especialmente en España, gritaron “no a la guerra”, o rechazada igualmente por ilegal por los organismos internacionales, no solo produjo esos sufrimientos y desastre humanitario hasta la retirada oficial de las tropas de Estados Unidos en Diciembre de 2011; la guerra no solo ha continuado y continua despedazando a Iraq, sino que se ha corrido como un reguero de pólvora por todo oriente medio, y si la tragedia iraquí está hoy en segundo plano es porque hay otras tragedias mayores, como las que viven Siria y Yemen actualmente, que son víctimas también del proceso de desestabilización política iniciado en la zona con la invasión de Iraq. Multiplicación geométrica de grupos terroristas y de atentados terroristas, que golpean sobre todo en países islámicos, pero también en los países occidentales, aumento exponencial del fanatismo y enfrentamiento a muerte entre grupos religiosos y étnicos en una guerra fraticida impulsada desde los gabinetes de inteligencia de los mismos países que impulsaron la guerra. Gobiernos corruptos, represivos y dictatoriales en vez de la democracia y la libertad que prometían las tropas invasoras. Millones de personas que buscan la condición de refugiados de guerra y que son rechazadas y humilladas o muertas en ese camino hacia la salvación de la destrucción y la muerte de la guerra.

Ni con mil vidas que vivieran los del trío mas uno de las Azores, podrían pagar el daño a la humanidad causado a centenares de miles de víctimas y la guerra caótica e infinita que han instalado en el medio oriente y que amenaza con la desestabilización y la tercera guerra mundial.

Desde UNADIKUM sentimos con orgullo que haya sido nuestra compañera Sara Vilá, a través de su grupo político EN COMÚ PODÉM, en su condición de senadora, la que haya tenido la iniciativa y haya registrado en la cámara alta la petición de que José María Aznar comparezca para explicar las motivaciones reales de la participación de España en la iniciación de una guerra de agresión a Iraq. Esta petición tiene justificación en la aprobación del Informe Chilcot, elaborado por una comisión de investigación del Parlamento del Reino Unido, que después de 7 años de trabajo, ha concluido recientemente que los argumentos con los que se inició la guerra eran falsos. No es el primer intento de pedir explicaciones y responsabilidades al ex-presidente Aznar en España, pero la correlación de fuerzas parlamentarias, sobre todo porque la presencia institucional de UNIDOS PODEMOS permite que ahora si puedan prosperar iniciativas políticas que antes estaban vetadas.

El grupo CEOSI, colectivo de Solidaridad con el pueblo de Iraq, ha manifestado su apoyo a la iniciativa y a su vez ha iniciado una recogida de firmas para apoyar la iniciativa parlamentaria a la que se puede acceder a través de su Web http://www.iraqsolidaridad.org

Comparte

• 
• 
• 

• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
•